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domingo, 20 de enero de 2013

El Ejército del Aire persigue la unificación de las flotas

Con los C-235 y los Eurofighter llega la baja de los Aviocar, Fokker y Mirage hoy en servicio

Defensa.com
En entrevista concedida a la Revistas Española de Defensa, medio editado por el Ministerio de Defensa español, el Jefe del Estado Mayor del Ejército del Aire, general del aire Francisco Javier García Arnáiz, afirma  que  la fuerza está buscando acabar con la diversidad de flotas aéreas. “Ahora mismo tenemos varios tipos de aviones que realizan las misma función, vamos a concentrarnos en aquél que lo hace más eficientemente”.
“Este año hemos previsto eliminar tres sistemas para los que hemos encontrado sustituto: en la función de vigilancia marítima ya disponemos del C-235 VIGMA (D4), el último lo hemos recibido el pasado mes de diciembre. Cuando esté totalmente operativo daremos de baja el Aviocar (D3) y el Fokker (D2) que cumplen la misma función. Del mismo modo, una vez que el EF-2000 alcance la capacidad operativa inicial en Albacete, daremos de baja el Mirage F1”.
Así mismo, por sus elevados costes de mantenimiento y vetustez, el JEMA ha destacado la necesidad de sustituir al B707. “Lo mismo sucede con la flota de transporte estratégico. El C-130 Hércules debía terminar su vida operativa en 2015 ó 2016, pero el primer A400M no lo vamos a recibir hasta 2016, con lo cual tenemos que extender la vida del C-130”.
El general García Arnaiz ha señalado también la necesidad de sustituir otros sistemas de armas, si bien el proceso se verá retrasado por la demora del plan de inversiones. Respecto al capítulo presupuestario, el JEMA  se ha referido a los recortes destacando que será a la larga cuando las FAS españolas noten sus efectos, “ya hay poco margen de progreso en este sentido: vamos a gastar menos, pero quedan muy pocos agujeros en el cinturón para apretar”.
Las medidas de ahorro que el Ejército debe acometer van a impulsar, según el general García Arnaiz, el retorno a capacidades orgánicas de mantenimiento que se habían externalizado. “También vamos a reducir el número de horas que dedicamos al entrenamiento de las tripulaciones, siempre dentro de los márgenes de seguridad y manteniendo concentrada la máxima operatividad. Lo que se va a hacer es formar operativamente a un grupo muy importante de pilotos. Los demás recibirán una formación que les permita adquirir la operatividad en poco tiempo, si fuera necesario; en otras palabras, van a recibir el entrenamiento inicial, pero no van a mantener la capacidad operativa. En condiciones normales, para entrenar a todos los pilotos disponibles, se necesitarían unas 100.000 horas de vuelo. Este año haremos alrededor de 65.000”.

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